domingo, 4 de marzo de 2012

EVALUACIÓN DOCENTE

Una perspectiva compleja de la Evaluación
Por  Paulina  González  Muñoz


Hace unos años, tuve que vivir un proceso de evaluación en el cual un directivo, asistía a nuestras clases y nos evaluaba en base a una pauta, establecida por ellos, sin participación de los profesores que serían evaluados, sin consenso. Mi calificación final fue baja, pues no se había demostrado manejo de grupo, ya que los estudiantes a ratos, conversaban y se generaba un bullicio indeseable. Esos momentos de "bullicio", eran intencionados, y a propósito dejados por mí, para generar el intercambio de ideas, y el aprendizaje colaborativo. Eso no fue entendido y la calificación, no cambió.

Frente a este relato, no cabe duda, que una evaluación del quehacer docente debe ser minuciosamente considerado, debe considerar todos estos aspectos de la didáctica particular, debe ser realizada bajo criterios en los cuales se consideren puntos consensuados y debe ser más que la observación de una clase, una cuestión integral, procesual, tal como se espera o concibe la evaluación de nuestros estudiantes. 

Se han descrito muchas formas de evaluar la docencia, sin embargo muchas de ellas terminan sesgando el proceso y no contribuyen en forma significativa en los procesos de mejora o innovación de la labor docente. El ejemplo planteado es una forma tan sesgada, como aquellas que se realizan en las universidades mediante encuestas dirigidas a los estudiantes, como las analizadas en las clases.

No cabe duda que estas formas de evaluación son totalmente contrapuestas con lo que se plantea como objetivos en la evaluación docente.

Es así como Ralph Tyler (en Casanova, 1999) define la Evaluación Docente como "El proceso que permite determinar en qué grado han sido alcanzados los objetivos educativos propuestos". 

Por otra parte Cronbach (en Casanova, 1999) la define como: "La recogida y uso de la información para tomar decisiones sobre un programa educativo"; es decir, un instrumento básico al servicio de la educación al emplearla como elemento retroalimentador del objetivo evaluado, y no sólo como un fin.

La evaluación docente en Chile tiene un carácter "formativo", lo cual indica, que dicho proceso entrega a los profesores la posibilidad de:
·    Localizar aspectos a mejorar e identificar áreas que requerirán mayor atención, cuando aún se está en posibilidad de remediarlas.
·    Sugerir y planificar estrategias que ayuden a superar los aspectos más débiles.
·    Recolectar evidencia sobre el avance o progreso.
·    Ayudar a evaluar su propio progreso lo que, a su vez, lo alienta a mejorar sus áreas débiles.
·    Mejorar los mecanismos que apoyan el proceso de aprendizaje.

Estos son algunos ejemplos que nos muestran la idealidad teórica, de los objetivos que debería alcanzar la evaluación docente, y constituir una instancia de mejora. En esto se debe considerar los instrumentos, mecanismos, modelos, que promuevan estos objetivos de tal manera que no se genere el rechazo que ocurre en muchos casos, por parte de los docentes

Valdés (2000) señala que muchos educadores no desean ser evaluados por las siguientes razones:
· Por las inquietudes que despierta un proceso de este tipo
· Por los efectos secundarios que puede provocar
· Por problemas éticos.

Considerar las cuestiones elementales que se han mencionado para promover las prácticas evaluativas del quehacer docente, constituyen una fuente de riqueza potencial de estas evaluaciones que hasta ahora y en las experiencias existentes, pocas cumplen el magno objetivo de promover las mejoras y el desarrollo docente.

Referencias
Casanova, H. A (1999) Manual De Evaluación Educativa, 5ª edición, Barcelona, Madrid. Editorial La Muralla, S.A
Valdés V., H. (2000) Evaluación del Desempeño docente. Ponencia presentada por Cuba. Encuentro Iberoamericano sobre Evaluación del Desempeño docente. Ciudad de México, 23 al 25 de mayo. http://www.campus-oei.org/de/rifad01.htm